9000 cristianos movilizados en Belfast: La marcha por Jesús, un testimonio público sin precedentes
El sábado 23 de agosto de 2025, Belfast fue el escenario de una importante concentración cristiana, donde casi 9,000 participantes caminaron por Jesús en un clima de paz y unidad. El evento fue iniciado por la Iglesia de All Nation, bajo el liderazgo del Pastor John Ahern, una figura reconocida en la renovación evangélica en Irlanda del Norte.
Esta marzo es parte de la creciente dinámica de las manifestaciones públicas de la fe dentro de las comunidades cristianas británicas. Llevado por el deseo de testimonio visible, la marcha por Jesús se ha preparado durante varios meses, movilizando toda la red evangélica local y regional. El objetivo era claro: testificar públicamente la esperanza cristiana, rezar por la sociedad y mostrar la unidad entre las diversas denominaciones en un territorio históricamente marcado por tensiones religiosas.
Hechos y organización significativas
La marcha partió del parque Ormeau, llevando a Ravenhill Road al corazón de la ciudad, frente al ayuntamiento de Belfast. Según las estimaciones policiales y los medios especializados, participaron entre 8000 y 10,000 personas, confirmando el alcance de la movilización. Muchos líderes religiosos como el obispo David McClay (Iglesia de Irlanda), el pastor Jim Rae (Iglesia Metodista) y el reverendo John Ashe (Iglesia de Journey) han hablado, pidiendo una oración colectiva por las familias, el gobierno y el más vulnerable. No se ha informado ningún incidente, el ambiente es festivo y familiar.
Este rally es parte de una serie de pasos para Jesús organizado cada año en varias ciudades europeas. En Belfast, la dimensión intergeneracional y la participación de los jóvenes tienen observadores particularmente marcados. Las canciones y elogios fueron llevados por el músico cristiano Brian Houston, agregando una dimensión artística al evento.
Razones e impacto
Más allá del número, esta marcha simboliza la renovación de la movilización cristiana, la búsqueda de la unidad y la voluntad de hacer visible una fe experimentada de manera pública y pacífica. Parece ser una respuesta a los desafíos contemporáneos que enfrentan la sociedad del Norte irlandés, revelando una juventud evangélica activa y una dinámica colectiva que trasciende las escisiones históricas.